La Congregación de los Sagrados Corazones ofrece en este espacio llamado «Ciudadano del mundo», la búsqueda de un diálogo abierto y un encuentro de opiniones que sea transformador en un mundo herido como el nuestro. Que ponga luz sobre los temas y las personas silenciadas. Que visibilice a aquellos actores sociales, que en la pequeñez de su servicio, construyen una sociedad nueva. Que recoja una pluralidad de voces que hablan, tanto dentro como fuera de la Iglesia de la actualidad del mensaje de amor y justicia cristiano. Que salga de las dicotomías en las que se cierran las discusiones, e invite a pensar críticamente una sociedad más amable y justa para todos.
Buscamos una plataforma de crítica y de esperanza, para conversar desde una perspectiva de Iglesia y debatir con seriedad los temas de la contingencia. Nos interesa denunciar desde un profundo respeto por las personas, y también ofrecer un espacio para que quienes escriban en él se puedan expresar con responsabilidad y libertad, incluso en aquellas reflexiones en las que no estamos de acuerdo o no nos representan como familia religiosa.
Lo que nos inspira al titular este blog es un poema de Esteban Gumucio que cada día cobra más actualidad.
CIUDADANO DEL MUNDO
Como ciudadano del mundo
me comprometo en conciencia
a pensar, vivir y actuar de tal manera
que donde se organice la mentira,
yo busque y proclame la verdad;
donde se atente contra la vida,
defienda el derecho a vivir;
donde se oprima y explote a los pobres,
construya una justa sociedad;
donde se organice la opresión,
luche sólidamente por la libertad;
donde domine la fuerza de las armas,
reclame el derecho de la razón;
donde se amordace y esclavice a cualquiera de mis iguales,
camine con aquellos que protegen su dignidad;
donde se empobrece a las mayorías en beneficio de unos pocos,
establezca la igualdad;
donde se deja a los pueblos en ignorancia,
procure el derecho a la enseñanza;
donde se emplea la tortura,
exija el respeto al hombre, obra maestra de Dios.