Guillermo Rosas Díaz ss.cc.
En estos días el papa Francisco recibe en Roma, en su propia casa, invitados por él para escucharlos, a tres de las víctimas de Fernando Karadima: Jimmy Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo.
Ellos van en nombre de muchos y muchas que han sufrido el abuso de conciencia, de poder y sexual de sacerdotes de nuestra Iglesia; una multitud silenciosa, en buena parte anónima, que ha sufrido creyéndose culpable, cuando era inocente, que ha cargado la dura cruz de la pérdida de la inocencia y ha quedado marcada para siempre por el apetito desordenado de quienes eran considerados por ellos, buenos pastores.
Van en nombre, también, de muchos que les hemos creído desde el inicio y hemos sido amonestados e ignorados por hacerlo. Van en nombre de un laicado que en estas últimas semanas ha vuelto a ocupar el espacio que le corresponde en la Iglesia, es decir, el espacio principal en el Pueblo de Dios, al servicio del cual está el clero y la jerarquía.
Van en nombre de una Iglesia en Chile que debe cambiar quince años de oscuridad y tibieza en la defensa de los vulnerados, por mil de luz, de perdón y de conversión.
Van en tu nombre y en el mío, con sus cicatrices, pero también con su nueva vida, su valentía y compromiso en defensa de todos los abusados en la Iglesia. Gracias, amigos. Que el signo de su encuentro con Francisco contribuya a los profundos cambios que deseamos para nuestra iglesia en Chile.
Gracias!!!
Confío que nuestra, Madre Iglesia recupere,la confianza de su pueblo y que todos volvamos a confiar en nuestros pastores que sean hombres de Dios al servicio del pueblo.Oremos por el Papa,que el espíritu le asista he ilumine.