UNA IGLESIA EN CRISIS
«A Juan Carlos Cruz, a James Hamilton, a José Murillo: gracias, gracias, gracias. Infinitas gracias por no haber desistido. A los laicos de Osorno: gracias, gracias, gracias. Porque todas las penurias valieron la pena. Qué sencillos y qué dignos se veían hoy entrando de nuevo en la catedral de Osorno. Cuánto frío habrán sentido esas paredes en estos años, cuánta la soledad de esas columnas en este largo invierno. Cuán sangrantes las heridas del Crucificado. Pero ustedes han sido esperanza, semillas de esa Iglesia que ya está naciendo».